Perola preocupación por el siervo le hace osar, y dice: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano» (v. 8). Es la frase que también nosotros repetimos en cada liturgia eucarística.
Señor no soy digno de que entres en mi casa (Mateo 8, 5-11) «Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo, mas solamente dilo con una palabra y quedará sano mi
Señor no soy digno. Bb F C7. de que entres en mi casa. F Am Dm. pero una palabra tuya. Bb G7 Bb6 C7 F. bastará para sana – ar – me. F Am Dm Eres el Pan de Vida, F Am Bb6 C7 a todos das la paz: F Am Dm quien come de tu carne Bb G7 Bb6 C7 por siempre vivirá. Somos el nuevo pueblo que Cristo congregó, vivamos siempre unidos, testigos
no Lucas 5:8 Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!. Lucas 7:6,7 Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo;
Cuán bueno eres, Jesús, porque me permites estar siempre en presencia tuya!“Señor, una palabra tuya bastará para sanarme.” ¡Cuántas veces he repetido esta frase durante la misa! Reconozco que soy pequeño delante de Ti, Dios mío, y que a veces no he sabido corresponder a tu amor. Pero el ejemplo del centurión anima mi fe. Señor,
. 452 93 165 219 228 414 198 483
no soy digno de que entres en mi casa